sábado, 17 de noviembre de 2007

La pregunta por el fin de los Tiempos

Domingo 18 de Noviembre 2007
XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario
Lectura del santo Evangelio según san Lucas (XXI, 5-19)
En aquel tiempo:
Como algunos, hablando del templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «De todo lo que contempláis, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido».
Ellos le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?»
Jesús respondió: «Tened cuidado, no os dejéis engañar, porque muchos se presentarán en mi nombre, diciendo: “Soy yo”, y también: “El tiempo está cerca”. No los sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os alarméis; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin».
Después les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en el cielo.
Pero antes de todo eso, os detendrán, os perseguirán, os entregarán a las sinagogas y seréis encarcelados; os llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi nombre, y esto os sucederá para que podáis dar testimonio de mí.
Tened bien presente que no deberéis preparar vuestra defensa, porque yo mismo os daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de vuestros adversarios podrá resistir ni contradecir.
Seréis entregados hasta por vuestros propios padres y hermanos, por vuestros parientes y amigos; y a muchos de vosotros os matarán. Seréis odiados por todos a causa de mi nombre. Pero ni siquiera un cabello se os caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvaréis vuestras vidas».
Palabra del Señor.
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Reflexión
La palabra "Parusía" significa "fin de los tiempos". La parusía es una preocupación constante en todos nosotros. Es el motivo del Apocalipsis. Aunque bien traducido, "parusía" significa (más literalmente) "presencia del Juez". Es el momento en que se hace presente en la Historia humana, el Juez supremo. Es el día del Juicio Final.
Le preguntan a Jesús por éste día: ¿cuándo va a ser? le dicen. No querian ni más ni menos que conocer el día del Juicio. Es una frescura preguntarle eso a Dios, porque si supiérmaos el día, podria ocurrir de alguno que, al saberlo, no rectificaría su conducta sino hasta pocos días antes, de tal manera que viviría una vida pecaminosa, o lejos de Dios, hasta llegado cerca de su momento.
La piedra de tropiezo, dice el Padre Castellani, de todos los incrédulos -de todos los tiempos- es que no saben que el Juicio es "PRONTO". Lo que es lo mismo que "no saber cuándo es". Por que en este pasaje Cristo no dice que sea pronto, es más, dice lo contrario, dice que muchos vendrá diciendo que es pronto, pero que no les hagamos caso. Pero tampoco dice cuándo, y, sin embargo, eso le peguntaron.
Por que a Cristo no le interesa andar diciendo cuándo será el Juicio, porque nos conoce, y sabemos que con esa pregunta queremos conocer más de lo que necesitamos: sólo debemos saber que es pronto, y que no nos corresponde saber cuándo.
Jesús les responde igual. Aunque no lo que ellos quieren, pero los deja saciados.
Les dice que 1º vendrán sufrimientos, calamidades, dolores y persecusiones, antes del Juicio. Esas cosas las vemos siempre. Siempre hay sufrimiento y persecusión. No es novedad, por lo tanto, el astuto tendrá que concluir que Cristo está diciendo que estamos siemrpe a la vuelta de la esquina.
Las PERTURBACIONES que anuncia son metafóricas, pero también literales. Veamos la alegoría de cada una, según lo dicho por la Tradición Católica:
Perturbaciones:
Dice que harbrña"guerras" y "sediciones". Las guerras son siempre un enfrentamiento de un enemigo EXTERNO. Las sediciones son los conflictos con un enemigo INTERNO, por lo tanto, estos dos signos significan que las perturbaciones que vendrán antes del fin serán externas e internas, naturales e interiores.
1) "se levantará pueblo contra otro pueblo": Significa que lucharan hombres contra otros hombres. Los "iguales", los "hermanos". Eso lo vemos hoy en día, cuántos en un mismo País se enfrentan: unos a favor de Cristo otros en contra suya. Unos a favor de la vida otros a favor de la muerte, porque unos están en contra del Aborto y los métodos que evitan la fecundación, pero otros están a favor de esos instrumentos de asesinato. Estamos cumpliendo esta perturbación: estamos enfrentados los hombres, unos contra otros.
2) "terremotos" : En sentido literal y alegórico. El segundo significa que vedrán perturbaciones "desde el Cielo", dice San Gregorio. Pruebas. Pruebas de Dios, a lso hombres, el Cielo nos enviará pruebas para ver quién es fiel con el Señor. En vista de tanto desorden, es difici ver quién es de Cristo o quién es del Mundo. Las pruebas que vienen desde el Cielo nos ayudan a ver con claridad.
3) "PEstilencias" : es la propia pudrición por el pecado. Es la perturbación íntima, la que viene desde adentro. El no saber qué hacer en un mundo confundido, sin Dios. El optar pro deciciones que parecían de Cristo, peor terminaron siendo del Demonio.
4) "Hambre" : Es la esterilidad de la Tierra. El mundo es finito, estamos en él utilizandolo al máximo. No es ilimitado. Se terminará. La esterilidad, infecundidad d ela tierra es la prueba de que ya está cerca.
5) "testimonio": Significa mostrar a Cristo. La perturbación más grande es esa: la de decirnos cristianos frente a un mundo que no sólo no lo es, sino que humilla, persigue, aplasta a quien dice que es de Cristo. En el Evangelio podemos ver esta invitación, cuando Jesús pregunta a los hijos del Zebedeo, a Santiago y a JUan, si estan (o estamos nosotros) dispuestos a "beber este Cáliz", amargo, que es ser cristianos. Es decir, ser cristiano es la alegría y la Gracia más grande que podamos recibir en ésta vida temporal, pero al mismo tiempo, por no ser de este mundo, tenemos que beber un trago amargo, que es el de vivir como extranjeros, y hasta ser perseguidos pro ello. Es el choque entre Dios y el mundo. El choque que vivió Cristo.
No sólo es Mártir el que muere fisicamente por Cristo. También es Mártir el que muere espiritualmente por Él. Incluso es más Mártir éste último, y es el más frecuente, por que lo debe hacer todo cristiando que decide segir a Cristo.
Es morir al hombre viejo, según San Pablo, para vestirse del hombre nuevo. Eso es una muerte, ciertamente. Es morir a amistades, a gestos, a lugares, a conductas. Es una muerte lenta, amarga como un Cáliz. En ese pasaje de los hijos de Zebedeo, ellos dicen que están dispuestos a beber el Cáliz, o sea, a morir por Él. Sin embargo sabemos que llos no muerieron así, perseguidos o fusilados como los cristeros mexicanos, o como los Hermanos mártires de Turón, lasallistas, o como lso mártires de la Guerra Civil Española, de manos de lso comunistas ateos.
Ser Mártir, morir por Cristo, lo debe hacer todo cristiano. Todos somos mártires cuando seguimos a Jesús, basta con guardar en el alma y reflejar en la vida a Cristo.
Este Evangelio de Lucas nos trae una enseñanza moral. Hay un deseo humano, malo, de concoer siempre lo oscuro. En el Génesis Dios creó todo, separó tinieblas de la luz, sin embargo el Hombre, que fue creado en la luz, y por la Luz, se quiere ir a las tinieblas. El que anda en tinieblas no es de Dios. Esos que preguntan "cuándo" buscan la tiniebla.
Jesús, igualmente les responde. Pero quiere decirnos: "¿qué sacarías con saber cuándo viene el fin, si no cambiasReflexión? Andar en la luz es ese "cambiar". A Jesús le interesa ésto último: "de qué sirve tener toda la ciencia, si no tengo amor", de qué sirve saber cuándo termina el mundo si no me hago de Cristo. En vez de andar tan preocupados por la fecha exacta, mejor nos preocupamos de cambiar y convertirnos ahora.
El engaño de los heresiarcas, eso de hablar en nombre de Cristo, es presentar doctrinas contrarias a Él. Eso ocurre mucho. Se presenta el Evangelio deformado o mutilado, cortado, castrado. No con su fuerza divina.
Estamos en el comienzo de los dolores. Vendrán muchos más. Debemos sufrir lo mismo que Cristo, y, como Él, tener esa actitud de confianza en Dios. Rectificar nuetsro sendero, y ponerse en dirección a Dios.
La fecha no importa para quién se confía en el Señor. Dios dirá cuándo.
Nosotros debemos ser santos ahora.
Diso guarda su secreto.
C.M.

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